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Somos muchos los que aprovechamos la "vida lenta" que nos permite el verano para leer. Una vida lenta que, de alguna manera, conecta con los veranos de la infancia y con esa manera de hacer y sentir las cosas que solo se da en los pueblos. Si tú también eres de quienes lo primero que meten en la maleta es un buen puñado de historias, te recomendamos estas para viajar al pueblo… aunque estés lejos de él.
Si viviste en los 70 o los 80, esta es tu novela. O si te gusta ver la vida con ojos de niño. O si sientes que estás en deuda con alguien que te quiso pero a quien tú no le devolviste el cariño en la misma medida. O si, simplemente, tienes corazón y te gustan las historias con alma. Una auténtica maravilla.
Si hablamos de ambientes rurales de Castilla, no podemos dejar de recomendarte al gran Miguel Delibes. Sugerimos “El camino” por poner algún título, pero toda su obra está impregnada de los pueblos, las gentes, las experiencias y la convivencia propia de los territorios a los que quiso inmortalizar. ¡Y qué manera de lograrlo!
Salmantino de nacimiento, David de Juan Marcos conoce muy bien la obra de Delibes y, por eso, en esta, su primera novela, muchos detalles remiten al gran autor vallisoletano. Pero envuelve su historia en un realismo mágico que logra hacer de estas páginas una experiencia diferente.
El mundo rural como lugar de calma, de sosiego, en el que reflexionar y pararse a vivir es utilizado en muchos libros, películas y series. Y por algo será. En este caso, la protagonista, a punto de iniciar una nueva etapa de su vida, regresa al pasado para poner sus ideas en orden. Una novela tan entrañable como sus personajes.
Igual de entrañables son los personajes y los ambientes de esta trilogía situada en el Pirineo aragonés. Una trilogía con toques costumbristas y románticos que muestra a la perfección el sentir de los pueblos de la zona y la esencia y personalidad de sus gentes.
La conexión entre pueblos y verano es casi casi automática. Sobre todo, porque es el lugar (o, al menos, uno de los lugares) de vacaciones para muchas familias. Y para quienes han emigrado a territorios más urbanos, la vuelta anual al pueblo tiene algo de ritual, de encuentro, de nostalgia y de regreso al hogar.
Pero ¿qué pasa en un pueblo que poco tiene de idílico, ni por su climatología ni por el carácter de sus gentes? Eso sí: tiene fama. Porque una autora decidió ambientar allí su archiconocida novela. ¿Cómo afecta eso al pueblo? Tendrás que leer esta obra de Laura Fernández para averiguarlo.
Daniel Gascón nos lleva, con mucho humor, grandes dosis de ironía y hasta un puntito de socarronería, a un pueblo de Teruel que recibe a uno de esos tantos urbanitas que se han mudado a los entornos rurales en busca de una vida imposible en las ciudades. El autor logra una novela de contrastes que retrata a la perfección el choque que se produce entre esas dos Españas, al tiempo que reflexiona sobre si las diferencias son tan profundas e insalvables como pudiera parecer.
Terminamos nuestras recomendaciones con otra novela ambientada en un entorno rural imaginado que, aunque remite a Estados Unidos o Canadá, acoge vivencias que podrían habernos ocurrido a cualquiera. O casi cualquiera. Además, esta obra pone a prueba los prejuicios del lector. Y hasta ahí podemos decir. Si la lees, cuéntanos si también caíste en el mismo lugar común que nosotros.